EL LADO OSCURO DE FACEBOOK



Solo los más asiduos cibernautas conocen el entramado de Facebook. Es altamente probable que muchos de sus afiliados peguen el grito al cielo cuando se enteren del tenebroso propósito tras el sitio web más popular entre los gringos de 17 a 25 años. Empresa virtual que ha logrado penetración total del mercado universitario en los Estados Unidos de América, donde se encuentran registrados ocho de cada diez estudiantes.

Vale preguntar, ¿cómo el crecimiento de Facebook se ha cuadruplicado durante el último año y recibe un promedio de 250,000 nuevos miembros todos los días, a pesar que los servicios que ofrece son gratuitos?

¿De dónde -se debe preguntar con buena dosis de suspicacia- obtiene Facebook los recursos para atender 58,000,000 de miembros activos que publican en promedio la bobadita de 14,000,000 de fotografías al día y que a la fecha han colgado unas 2,700,000,000 de imágenes?

Difícil siquiera imaginar el monumental tamaño de su computadora y lo costosa la tecnología -ni que decir de la enorme nómina- que se requiere para alojar y administrar esa colosal cifra de usuarios. Que -entre otras- representa más que la mitad de los habitantes de México.

Cuando uno digiere las astronómicas cifras que rodean a Facebook, tampoco cabe especular que una empresa a la cual el gigante Microsoft valora en 15, 000, 000,000 de dólares se financie exclusivamente de publicidad. Los entendidos en la materia suponen que por motivos de impuestos el gobierno gringo vigila sus grandes empresas con ojo de águila, lo cual descartaría de plano un posible lavado de dinero, u otro tipo de bandidaje.

¿Entonces cómo diablos hacen? La respuesta la revela Ari Melber –miembro de la campaña presidencial 2004 de John Kerry– Facebook está vendiendo la información de sus usuarios al mejor postor. Cito textualmente: ‘Lo que muchos usuarios no saben es que de acuerdo a las condiciones del contrato que virtualmente asumen al hacer clic en el cuadro ‘acepto’, los usuarios le otorgan a Facebook la propiedad exclusiva y perpetua de toda la información e imágenes que publican.’
De hecho, resalta el experto, los afiliados ‘automáticamente autorizan a Facebook el uso perpetuo y transferible, junto con los derechos de distribución o despliegue público de todo lo que cuelgan en su página web.’ Los términos de uso le reserva a Facebook el derecho a conceder y sub-licenciar todo ‘el contenido del usuario’ a otros negocios.

Sin su consentimiento, a muchos usuarios les convirtieron sus fotografías en publicidad, transformando un comercio privado en endosos públicos.

De repente todo lo que sus afiliados publicaron, incluyendo sus fotografías personales, su inclinación política, el estado de sus relaciones afectivas, intereses individuales y hasta la dirección de la casa, se envió sin su autorización expresa a millares de usuarios.

La ignorancia y la vagancia son los mejores aliados de las personas que buscan hacer daño. Si vas a usar Internet, primero debes preguntarte si lo que vas a colocar allí, decir allí, actuar allí lo quieres compartir con todo el mundo.

1. Anuncios: Un anuncio en Facebook puede contener malware y aunque eso pasa todos los días, en casi todos los websites, especialmente los gratuitos, la popularidad de esta red social la coloca entre los primeros blancos de personas con propósitos nada ‘buenos’ y de hackers/crackers.

2. Facebook comparte información con terceras partes: Con Facebook, la situación es más sutil. La seguridad en esta red está aún más comprometida porque Facebook comparte con terceros la información de cada cuenta de usuario. Los jueguitos, por ejemplo, son aplicaciones de terceros. Y lo que hagan terceros con cada cuenta de usuario, puedes, ya saben, no es asunto de Facebook.

3. Facebook borra la configuración de privacidad: Cada vez que entras a Facebook, tienes que volver sobre la configuración de privacidad. Facebook BORRA la configuración de la vez anterior.

4. Cuentas falsas, actividades tenebrosas: Otra vulnerabilidad, común en todo red social: la gente crea cuentas falsas para infinitos propósitos, para vender, propocionar, atacar a otros, crear bases de datos para actividades más que inciertas, y demás.

La primera regla de protección: lo que hagas, digas o compartas en Internet NO es privado. Ni el correo, red social, visitas a páginas, nada. Y este mensaje es, sobre todo, para los jóvenes que siempre piensan que son invulnerables.

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